En un tiempo donde la insensibilidad parece ser la moneda corriente, y las políticas oficiales a nivel nacional se desentienden de la salud y el bienestar de los más pequeños, el Hospital Distrital Tres de Ibarreta se plantó como un faro de esperanza.
Este último domingo, este centro de salud se transformó por completo en un espacio de pura alegría. Se llenó de risas y de vida, convirtiéndose en un verdadero parque de diversiones que albergó a cientos de niños para celebrar el Día de las Infancias con una emotiva y masiva chocolateada. Fue un cuadro vivo de resistencia: una comunidad que, lejos de rendirse, teje una red de contención para proteger a su futuro.
Cada miembro del personal del hospital, desde los médicos hasta el personal de mantenimiento, puso su grano de arena en este festejo que se armó "a pulmón". El ambiente fue electrizante y el entusiasmo, contagioso. Los rostros de los niños, iluminados por la magia del momento, fueron el mejor espejo de una sociedad que elige la empatía sobre la indiferencia, brindándoles un respiro de la dificultad que muchas familias enfrentan a diario.
El éxito de este evento no fue solo el resultado del trabajo de una institución, sino la suma de voluntades. La directora del Hospital y jefa del Distrito Sanitario Tres, doctora Vivían González, destacó la invaluable colaboración de todos. “El Equipo de Gypsi, de Acción Social, los Amigos del Hospital, la Municipalidad de Ibarreta por el aporte de "Mundo Mágico" y el personal de Economía de la Provincia unieron sus fuerzas para demostrar que el Estado, cuando está al servicio del pueblo, es una herramienta poderosa para el bien”, afirmó, subrayando que, esta celebración es una prueba tangible de que la salud, el amor y la protección de los niños pueden ser la prioridad de una sociedad.
La doctora no pudo ocultar su inmensa satisfacción ante la masiva concurrencia. "Donde hay un niño cuidado, amado, protegido y valorizado, vamos a tener un adulto feliz y, por ende, una sociedad más justa y sana", expresó con profunda emoción, haciendo un llamado a cuidar la infancia como la etapa fundamental para el desarrollo de cada persona. Su mensaje resonó como un eco de esperanza en un contexto de abandono nacional, recordándonos que el destino de una nación se moldea en las sonrisas de los más chicos.
Para cerrar, la directora agradeció a cada persona e institución que hizo posible este milagro de solidaridad. "La masiva participación de la comunidad de Ibarreta y la alegría de los niños fueron el mejor de los regalos", concluyó exponiendo que las acciones más significativas no se escriben con grandes cifras, sino que florecen desde el corazón, como una semilla de esperanza en un terreno de incertidumbre.