La situación económica en Argentina es el motor principal detrás de esta desvalorización. Con una inflación que no cesa, el poder de compra del peso se esfuma día a día. Esto significa que lo que hoy se compra con una determinada cantidad de pesos, mañana ya no alcanza, forzando a las personas a buscar alternativas para proteger el valor de su dinero en un contexto de incertidumbre.
En contraste, Paraguay logró mantener una estabilidad económica mucho mayor. Con una inflación más controlada, el Guaraní conserva un mejor valor, convirtiéndose en una moneda más atractiva y confiable. Esta diferencia de estabilidad hace que, para quienes viven en la frontera, el Guaraní sea visto como un refugio seguro frente a la volatilidad del peso.
El dólar estadounidense actúa como el gran orquestador de esta relación cambiaria. Al ser la moneda de referencia global para el comercio y las inversiones, cualquier movimiento significativo del peso argentino frente al dólar tiene un efecto cascada. La incesante búsqueda de los argentinos por resguardar sus ahorros en una divisa más fuerte empuja indirectamente la demanda de Guaraníes, especialmente en las zonas de frontera.
Aumenta el turismo de compras
Esta dinámica tiene un impacto directo y palpable en la vida de los formoseños y los habitantes de la región. El "turismo de compras" hacia Paraguay se intensifica, ya que los productos en Guaraníes resultan más económicos al convertirse desde un peso devaluado.
Si bien esto beneficia a los consumidores con mejor poder adquisitivo en la frontera y sus alrededores, también representa un desafío para el comercio local formoseño, que lucha por competir en precios.
Desde “Formosaaldia”, continuamos monitoreando de cerca estas fluctuaciones económicas que definen nuestra realidad. Entender por qué el Peso Argentino pierde valor frente al Guaraní y cómo el Dólar influye en este escenario es clave para que nuestra gente pueda tomar las mejores decisiones y adaptarse a los desafíos que presenta esta economía.