Si bien el FMI propuso un adelanto de US$ 8.000 millones (40% del préstamo), el Gobierno argentino solicitó más de US$ 10.000 millones y busca obtener más de US$ 10.000 millones adicionales de otros organismos multilaterales.
En este contexto, el Gobierno buscará cerrar el acuerdo técnico a mediados de abril, urgentemente necesitando los fondos para renovar vencimientos de deuda por US$ 11.500 millones y para estabilizar el tipo de cambio.
Sin embargo, Ricardo Arriazu, que es uno de los economistas de referencia del Gobierno, consideró que los US$ 20.000 millones son insuficientes para liberar el cepo cambiario, estimando que se necesitarían entre US$ 40.000 y US$ 45.000 millones.
Además, la Argentina deberá además definir un cronograma para la eliminación gradual del control de cambios.
El acuerdo con el FMI representa un paso crucial para la economía argentina, pero también plantea desafíos significativos. La dependencia de fondos externos y la necesidad de implementar reformas profundas para liberar el cepo cambiario son aspectos que requieren atención inmediata para evitar una crisis más profunda. En tanto, la capacidad del gobierno para manejar estas exigencias será determinante para la estabilidad económica, porque hasta el momento sucede todo lo contrario.